Hornero
Finalizada la Temporada de Amor & Muerte (2023), damos inicio a la nueva Temporada de Pájaros Musicales (2024).
Finalizada la Temporada de Amor & Muerte (2023), damos inicio a la nueva Temporada de Pájaros Musicales (2024).
Ante todo, debo defraudar a los observadores de aves: este newsletter usará a las aves para su propia agenda. Para evitar expectativas que devengan en frustraciones, elegí adrede poner la palabra “pájaro” y no “ave” en el título.
El término ave es el conjunto de todas las especies de vertebrados que poseen plumas (y otras cosas). Mientras que la palabra pájaro deriva del latín passer y se refiere a un orden específico de aves, las paseriformes.
El párrafo de arriba explica por qué intuitivamente nadie le dice “pájaro” a un avestruz.
El primer pájaro que inaugura la serie es, sin el menor esfuerzo por sorprender, el hornero.
1. El nombre científico del hornero es Furnarius rufus. Rufus viene de rojo, pero no es el rojo de la sangre arterial sino un rojo más cerca de la canela o de la tintura de un burrero veterano. Furnarius viene de furnus, que significa horno. O sea que al primer observador le pareció que lo que el pájaro construye era un horno, no un nido. Para qué construiría un horno de barro un ave es una incógnita. Uno puede pensar que fue una cuestión de analogías de las formas, no de las funciones. Parece un horno de barro, le llamaremos hornero. Tiene la cola mas colorada, entonces es hornero colorado, pero queda muy rústico, muy artesanal. Entonces se llamará Furnarius rufus. Así que la pobre criatura es mencionada por la asociación libre que hizo el humano sobre la arquitectura de su nido y el color del plumaje de cola. Podría haberse llamado Pelota de Barro o Cueva Aérea.
2. Pero entonces, volviendo, ¿Rufus Wainwright es El Colorado Wainwright? Así es. Y esa es la explicación de su amargura. Nunca pude con la solemnidad endeble de Rufus W.. Siempre lo pensé más cerca de Bruno Gelber que de Nick Cave. Quizás pisotear el Hallelujah de Cohen para que se conmueven un ogro y un burro de animación 3D no sea una buena forma de ser considerado artista.
Me acabo de enterar que Rufus estaba en una psycho con Leonard Cohen. En el 2011 donó esperma para que Lorca Cohen, la hija de Leonard (qué hijo de puta ponerle Lorca a tu hija), tuviera un hijo. Por lo menos le pusieron Katherine y no Pizarnik ni Bernarda Alba.
3. Como corresponde a su estatus de Ave Nacional, el hornero es mencionado en un montón de obras folklóricas. Casi siempre se le otorga un sacrificio, una intención moralmente superior, por hacer el nido de barro. Larralde se compara con el ave en “Mesmo que el hornero”:
Como imitando al hornero
hice un ranchito de barro,
donde abrigo a mis cachorros
y a la mujer que venero.
(“A la mujer que enveneno” también entra pero se complicaba el mensaje).
El uso del diminutivo para evidenciar pobreza altiva (ranchito), un clásico de la canción social (hace mucho hablé de esta categoría y su tensión con la canción de protesta, no pongo el link pero me lo pueden pedir al Correo de Lectores de este newsletter, que queda formalmente inaugurado). Si el hornero pudiera hablar nuestra lengua, quizás piense su casa no es como un ranchito sino flor mansión.
“Para hacer flor de mansión
mi pico trabaja el barro
volá de acá, cotorra,
nido sin techo, pesebre”
(El hornero no rima como Larralde porque no se ata a las reglas del verso como el folklorista).
Pero más allá del chiste: ¿no es increíble que la super ingeniería del nido del hornero sea interpretada como humildad?
4. Los padres y madres que han quedado a merced de la música infantil progre de las últimas décadas (algo que debería estar prohibido en Los Derechos del niño pero la UNICEF está en un cumple con animadoras con micrófono), quizás hayan escuchado “Hornero, ¿qué ves?” de Cuanticuénticos. Yo lo acabo de escuchar - no más de diez segundos- para esta entrega pero una de las cosas que le agradezco al desarrollo mental de los pibes es que mis herederos ya dejaron la edad de escuchar la del mamboretá (la odié más que a Color Esperanza) o esas ensaladas con animales y superioridad moral. Esta canción del hornero comienza diciendo “Don hornero el arquitecto (sic)”. Después desarrollan una crítica social sobre las casas de “los humanos” que
“En esos nidos tan grandes
muchas veces viven dos,
en cambio en los más chiquitos
casi siempre hay un montón.”
Después tiran el golpe bajo de casas hechas de ladrillo y otras de “chapa y cartón”. Todo dirigido a unos padres sádicos (y tristes) que quieren que sus pibes lean a Galeano antes que Harry Potter. Pero bueno, no nos vayamos por las ramas (plop!). Estos psicópatas tristes, embajadores del golpe bajo para niños, dicen:
Hay nidos que están vacíos...
Será que no se dan cuenta
que hay pichones afuera
y están cerradas las puertas.
Usan al hornero para quejarse de la ley de alquileres pero son tan ingenuos y brutos que en vez de usar la información del hornero keynesiano que hace un nido por año y que cuando lo abandona lo ocupan otras especies, prefieren aferrarse a la imagen de “los pichones afuera” y las puertas cerradas. ¿Dónde viste un nido con puerta, cuanticuénticos?
Ya los odiaba antes de enterarme de la existencia de esta canción. Ahora quiero que los pique una yarará y hacerles una canción mientras la neurotoxina inunda sus cuerpecitos.
5. Atahualpa hizo una milonga muy linda, Canción de los Horneros,
que habla de que unos horneros le hacen un nido en su rancho y medio que se lo adueñan. Los horneros trabajan contentos y cantan.
Yo no sé si a mí me miran
Con lástima o con desprecio
Ni se asustan cuando paso
Como si yo fuera un perro
Que ni estorbo ni hago daño
Y me dejan que ande suelto
Pero al final el narrador les advierte:
Dende que solo me veo
Enantes otro era el nido
Y el mundo parecía nuestro
Enantes otro era el nido
Y el mundo parecía nuestro
Rogále a Dios, hornerito
Que no te pase lo mesmo
6. Finalmente, el poeta DIËRESIS me ha ofrecido una primera versión de una poesía sobre el Hornero, que doce incluirá en su próxima obra “Animalismo Antropopsíquico”. Le agradecí en privado y los dejo con su poema.
HORNERO
Salgo en libros infantiles.
Me halagan por mi casa,
“casa” le dicen a mi bollo de barro
autores de libros infantiles,
que no vivirían ni dos minutos
en una casa como la mía.
Por eso les hago mi casa
en las ventanas de sus casas.
Los espío mientras se bañan,
mientras esconden plata en el microondas,
mientras se amenazan con que un día
se van a ir y van a saber lo que es bueno.
Bueno es mi talento para hacer casas.
Mi casa tiene tal excelencia
en su plano y concreción,
que la uso un año
y se la dejo a otros pájaros ociosos
sin talento para juntar barro en bollo.
Yo me voy a un palo de la ruta
y me construyo otra.
“keynesiano!”, me gritan los caranchos.
Materiales para construir
una buena casa de hornero,
anoten:
fibras vegetales,
crines,
piedras pequeñas,
estiércol.
“Qué asco, estiercol”
dice el autor de libros infantiles
y escribe que mi casa la construyo
con amor y paciencia.
Si supiera
el autor de libros infantiles
que en uno de los pilotes
del puente Zarate - Brazo Largo
que cruza cada vez que visita a su tía en Entre Ríos,
yace el cadáver de un obrero
caído entre el hormigón.
¿Por qué le digo casa y no nido?
Es la diferencia entre casa y hogar.
Igual nadie me preguntó.
Hasta la próxima entrega!