Pingüinos
1. En la península, peninsulita, que se extiende como un cuerno izquierdo en la isla de Chiloe (Chile), se ubican unas piedras grandes que surgen del mar a pocos metros de la costa, los Islotes de Puñihuil. La gente los llama “la pingüinera” porque ahí tienen sus nidos los pingüinos de Magallanes y de Humboldt. No es que sean dos pinguinos propiedad de los expedicionarios, estarían momificados, sino que son dos colonias que conviven sin cruzarse y en armonía.
Los pingüinos son aves que no vuelan y apenas caminan. Se desplazan como arbolitos de navidad cargados. Nadar sí, nadan bárbaro. Los pingüinos de Magallanes tienen una especie de gargantilla negra que sus islotemates no poseen. Estéticamente están mejor acabados que los de Humboldt.
El primer europeo que los describe, es Antonio Pigafetta, que viajaba con Magallanes en el primer viaje alrededor del mundo. Pigafetta dijo “miren esos gansos raros que nadan ahí”. En una versión de la crónica, decidieron directamente traducir (traicionar) la expresión de Pigafetta y pusieron “pingüinos”.
En otra, que parece más leal, dice lo siguiente:
Continuando nuestro rumbo, hacia el Polo Antártico, costeando ahora, vinimos a dar con dos islas llenas de ansarones, y de lobos marinos. Verdaderamente, el número de ansarones no se podría referir. En una hora abarrotamos las cinco naves. Esos ansarones son negros, y tienen exacto el plumaje del cuerpo y de las alas; no pueden volar, y viven de la pesca. Tienen tal desarrollo, que no era menester desplumarlos, sino que los desollábamos.
Los llama ansarones, gansos. Y se los comieron.
El pingüino de Humboldt, viene a Chile desde el Perú. Allá en Perú están preocupados y no es para menos, es el único pingüino que tienen y entre que le cambian el habitat, y la corriente del El Niño calienta la corriente fría de Humboldt, el pingüino se las toma. Pero los peruanos decidieron ponerle a una agrupación Los Mirlos, no Los Pingüinos de Humboldt y en ese descuido simbólico, el ave que no vuela los abandona.
Hablando desde lo superficial, los pingüinos de Humboldt son menos agraciados que los de Magallanes, como ya fue dicho más arriba. En Puñihuil, si bien eran menos, no generaron la empatía automática por la minoría.
En un momento un grupo de pingüinos de Magallanes salieron de sus cuevas improvisadas (improvisadas por miles de años de evolución, no tan improvisadas). Eran cuatro que venían bamboleándose como un grupo malo de raperos con ataxia con algo de intento de hidalguía beoda. Uno se cayó y se levantó. Todos siguieron y llegaron al escenario natural para nosotros, audiencia sobre un bote. Siguieron bajando, tropezándose como minions hasta el mar. Y se fueron a pescar o dar la vuelta al islote y volver a aparecer por detrás para la segunda (tercera, vigésima) función.
Filmé un video con el celular y se lo mandé al heredero. Me dijo que los pingüinos eran uno de sus animales favoritos. Enterarme de eso fue genial. Gracias chicos de Humboldt, gracias chicos de Magallanes.
2. La primera canción que se me viene a la cabeza con el concepto “pingüino” es Loco (tu forma de ser). Escucharla por primera vez fue una revelación porque sorprendía la astucia y sutileza de su letra y música en el contexto de un grupo que cantaba “entregá el marrón” y “vení, Raquel”. Después los Decadentes se hicieron más grandes y entendimos que expresaban una amplia paleta cognitiva.
Te vi llegar del brazo de un amigo
Cuando entraste al bar y te caíste al piso
Me tiraste el pingüino, me tiraste el sifón
Y estallaron los vidrios de mi corazón
Una presentación de alta literatura. Esa estrofa dice muchísimo. Otro momento favorito de la canción es la de “Tu egoísmo y tu soledad
Son joyas en el barro de la mediocridad”, pero lo menciono solo para que conste.
Ahí ví que el origen de las jarras en forma de pingüino vienen de una prohibición del Estado francés para servir vino suelto a mediados del siglo 19. Argumentaban una cuestión de higiene (vaya a saber uno en qué lo vendían, capaz tenía razón Salubridad). Los productores pequeños entonces proponen venderlo en jarras de cerámica y las autoridades lo aprueban. Hicieron jarras con formas de animales ¿Por qué animales y no otra cosa? Porque sí, parece. La misma situación sucede en Italia y son los inmigrantes italianos quienes traen el Pingüino del que habla Serrano en su canción. En Europa quedaron las jarras con forma de vacas y ovejas.
3. Otra referencia musical pingüinera que se me vino sin gugliar es la de la Penguin Cafe Orchestra, un grupo que gustaba mucho a los lectores de la Esculpiendo Milagros, gente que estaba con el tema del prestigio. El pingüino del nombre viene de una vez que Simon Jeffes comió pescado en mal estado y en medio de un estado febril oniroide se imaginó un lugar donde pasaban cosas que eran vistas por un ojo scanner (una mezcla de La Ventana Indiscreta y Paranoia Sci Fi clásica). Al otro día se le ocurre un poema que dice "Soy el propietario del Café Pingüino, te contaré cosas al azar". Su música podría incluirse en la categoría música de fondo para un video de patitos que se van tirando en fila al dique de Tandil.
4. Para terminar, dos menciones a los pingüinos como metáfora.
Ed Sheeran a quien vi más en carteles que en mis playlists, tiene una canción que se llama Penguins y habla de dos personas rotas que se encuentran en la noche y van a equivocarse otra vez porque son “humanos”. Parece una letra del origen de la carrera de Sabina, cuando los cantautores se hacían los Bukowski. Dice:
Ella dijo que somos pingüinos en el hielo.
No estamos destinados a volar,
pero Dios sabe que podemos intentarlo.
Prueben, así les va a ir.
El que sí usó la metáfora correcta es Ricardo Arjona.
Vamos aclarando el panorama
Que hay pingüinos en la cama
Por el hielo que provocas
Si hace más de un mes que no me tocas
Ni te dejas sobornar por este beso escurridizo
Que busca el cielo y encuentra el piso
Pingüinos en la Cama cuenta con toda la potencia de la lírica del guatemalteco. Metáfora unívoca (pingüinos en la cama), que por las dudas la explica -con un error de concepto- (por el hielo que provocas) y la protesta por el rechazo femenino (ni te dejas sobornar por este beso).
Y ya que estamos, como bonus y porque Arjona todo es una una instalación sobre el exceso, dos párrafos más tarde ofrece la siguiente sentencia a la pobre mujer que tiene que aguantarlo:
Tienes cero en actuación
Diez en manipulación
Y una beca en el psiquiatra
Le pasó a Ricardo lo que a Pigafetta: en el espejo de esa cama, confundió pingüinos con un ganso.