1. Hoy voy a defender al zorzal
Hay muchos zorzales. El que anda por las plazas de Buenos Aires, las antenas abandonadas y los tanques de agua es el zorzal colorado (Turdus rufiventris). Es un bicho hermoso a pesar de la cotidianidad, que puede ponernos en un estado de hastío o saturación.
Una mirada alerta y profunda, un pico más largo de lo que la proporción áurea pide. Dorso gris amarronado, pecho blanco y vientre rufo - anaranjado anémico- que se impone en un degradé desde arriba, como el fondo de un website hecho en los 90s.
El zorzal chalchalero, que se ve mucho en el sur patagónico, o al menos yo ví muchos en el sur patagónico, no tiene el detalle hare krishna en el vientre. Es monocromático.
El zorzal común, Turdus philomelos, que acá no es nada común (es común en europa, donde vive todo el año, y quizás sea común en la costa norte de África, donde migra - migra al revés de los humanos-), tiene un bonito cosplay de helado granizado en el pecho.
Pero, ¿Por qué defender al zorzal? ¿De quién? Porque el zorzal es el responsable de ese canto de madrugada que tanto molesta a quienes quieren dormir en al ciudad. Ese que hace keké keké, kaká kaká. Hay algo del timer que le viene fallando. Canta de madrugada, no al alba. Se lo puede escuchar a las dos o tres de la mañana, a las cuatro. Él dirá: “yo canto cuando me da la gana” o “a las cuatro de la mañana la ciudad está en silencio y es tentador probar mi canto, como cuando los chicos le gritan a la montaña”.
Sin embargo, el motivo del canto nocturno del zorzal, al parecer, son las luminarias LED de las ciudades. Permítanme dudar.
2. Hace ocho años, el querido Alejandro Torre me mandó uno de sus habituales mails espontáneos desde Montevideo. En el attach venía una grabación del canto de un zorzal y en el cuerpo del mail, la frase: “Qué pájaro es este? Me tiene loco, canta las 24hs la reconcha de su madre”.
Le respondí que era un zorzal.
Se dió este diálogo de mails (algo habitual con Ale):
Ale: El Zorzal Criollo, la reconcha de la madre, Maracaná, Gardel, así estamos... me cago en este país de mierda.
Yo: Es verdad que si Gardel cantaba así era peor que Pimpinela.
Ale: Por eso es argentino. Es horrible Gardel.
3. Ale nos dejó un montón de momentos absurdos, teorías y conversaciones interesantes. Una de ellas es que las luminarias montevideanas, cuya intensidad 25 watts generaban un estado de semipenumbra en la Ciudad Vieja y el istmo de “dieciocho” que la conecta con el centro, era la causa de que el índice de suicidio uruguayo sea el más alto de América. Intuitivamente uno siente tristeza, por no decir francamente depresión, cuando está en un lugar de luces bajas que deberían ser altas (una calle, un corso de pueblo, un partido del ascenso). Lo mismo ocurre con las lámparas LED de luz fría (y antes ocurría con los tubos fluorescentes).
La luz puede incidir en el estado de ánimo. Ale era diseñador gráfico (y arquitecto, porque allá en Montevideo vienen así) pero tenía un punto en su hipótesis.
4. El Trastorno Depresivo Estacional es un diagnóstico medio fantasma que se ofrece a las personas que en otoño e invierno tienen algunos síntomas de depresión. Digo fantasma no porque no ocurra, sino porque pareciera ser una reacción totalmente normal “divertirnos en primavera y en invierno querernos morir”. Algunas personas tienen el patrón opuesto. Y eso también entra en la ancha avenida de la normalidad. La exigencia de sociabilidad de la luz y el calor es rechazada por parte de la población y no los podemos diagnosticar por eso.
Sin embargo, la intensidad de los síntomas y la cronoprolijidad con que aparecen en algunas ocasiones, le dan un punto para el lado menos fantasmal al Trastorno Depresivo Estacional.
Y como decía la Eva Perón del Mercado “ahí donde hay una necesidad, hay un negocio”. Un grupo de investigadores publicaron algunos trabajos donde se dice que exponer a estos pacientes bajo una lámpara les mejoraba el ánimo. No se juegan mucho en una eficacia total, pero es mejor que el placebo. Uno podría preguntarse si esa mejoría del entorno lumínico opera sobre las reacciones normales y no las patológicas, pero no le pinchemos el globo al pujante negocio de la fototerapia.
Aunque, sin pincharlo, no se me ocurre una situación más deprimente que el intento de armar una falsa primavera con unos reflectores de jardín.
En Ebay venden las lámparas utilizadas en uno de los papers más citados:
La vende surf4grl10 por usd 78. Se ve que se mudó a zonas más luminosas.
Otro usuario de ebay vende este kit:
“Be the HAPPY LIGHT in your life”. Es para pegarse un tiro.
5. Más allá del mote de zorzal a Gardel, el zorzal aparece en varias canciones. La que se me viene a la cabeza es la versión que Chancha via Circuito hizo del Zorzal de Axel Krygier. Un mantra worldmusic globalización post crisis de los primeros dosmil. Algo para escuchar mientras se lee a Naomi Klein y se ve el primer capítulo de Breaking Bad.
El buscador ofrece un tango dedicado a Gardel cantado por Jorge Falcon, cuyo apellido es literalmente Halcón. OrniTango.
Pero hay muchísimas canciones. En Como un Zorzal Prisionero - Hnos Cardozo- se habla de un “pajarito prisionero, se me muere el corazón hoy al verte encadenado en tu jaula de dolor”. Después el narrador dice que comparte la prisión y algo acerca de que Dios puso las cosas en su lugar con las estrellas en el cielo y los peces en el mar. No se entiende si el castigo del zorzal - solo nombrado en el título- es también un castigo divino, parte de “las cosas en su lugar”.
Juana Molina en Zorzal dice que alguien se levanta muy cansado a la mañana pero es de noche y el zorzal ya empieza a cantar. No sé cómo sigue, es imposible el timbre y la forma de cantar de Juana.
Otro Zorzal aparece en la voz de Shaman invitado en un proyecto medio horrible de gente que hace multigéneros electrónicos feos. (“las cosas no suceden como antes cuando estaba el zorzal”).
Repasando estos ejemplos, podría decirse que el Zorzal es un fracaso como Musa.
Voy a rescatar antes de apagar spotify a Los del Bohio que con su cumbia santafesina de guitarras surfers, Dick Dales litoraleños, hacen “¿A quién cantará el zorzal?” en donde un coro griego dice: “¿Porque ya no vienes más?” y el heroe responde con otra pregunta: “¿A quien canta mi zorzal?!”. El coro: “A ti, nada más que a ti”. Pero el héroe no compra la mentira del coro y completando su proclama, dice: “(...) que no me despiertas más”.
6. En esta retirada, los invito a escuchar Desinteligencia Artificial, el podcast que hacemos con Hernán Vanoli, agradezco a GAN si es que alguna vez nombró este espacio (la estadística de substack pareciera decir que sí). Y por supuesto, nos escuchamos en el querido PinkMoon, nuestro pulso vital.